lunes, 10 de agosto de 2009

1,950: BRASIL ES SUPERFAVORITO, PERO, ¡URUGUAY CAMPEONA...!

Nuevamente las consecuencias de una nueva Guerra Mundial, ahora la Segunda, obligaron notables ausencias en esta Cuarta Copa del Mundo que se jugaba nuevamente en Sudamérica, esta vez Brasil, cuya pasión por este deporte es tan manifiesta que sus autoridades no se limitaron para construir el estadio más grande del mundo, el Maracaná, con capacidad para 220 mil aficionados.

Ya en el Congreso FIFA de Luxemburgo, en 1,946, donde se habían presentado 33 federaciones aptas a intervenir, incluyendo las naciones británicas, que se habían negado en los anteriores mundiales, tres naciones habían presentado sus candidaturas. Alemania, que se debió retirar por las consecuencias de esa guerra que perdió, Argentina y Brasil. No obstante la decisión final se tomó dos años después en el Congreso FIFA de Londres, donde también se adoptó denominar al evento "Copa Jules Rimet" e instituir la estatuilla del ilustre periodista y dirigente francés, quien tanto había batallado por los mundiales y la FIFA. También hubo cambio en el sistema de juego, pues a Brasil le interesaba un mayor número de partidos que se lograba con una liguilla de los cuatro ganadores de grupo, dejando de lado semifinales y final.

En el grupo 1 Brasil dejó atrás a Yugoslavia, Suiza y México. En el 2 España se impuso a Inglaterra, Estados Unidos y Chile. En el 3 Suecia hizo lo propio con Suiza, Italia y Paraguay. Y en el 4, Uruguay no tenía pierde con su único rival, Bolivia, a la que eliminó con contundente 8-0. Pero lo más admirable en Brasil era la pasión de sus gentes, pues en todos los rincones una frase era única y celebrada: "O Brasil ha de ganar". En las tres semanas que duró el evento las otras actividades quedaron paralizadas

Y el equipo brasileño, el scratch, era una máquina de goles. En la final le encajó 7-1 a Suecia, mientras Uruguay apenas igualaba 2-2 con España. Cuatro días después los hombres de Flavio Costa goleaban a España 6-1, mientras Uruguay con goles de Miguez, en las finales, vencían a Suecia. Y así llegaron al partido final, Brasil con solo empatar era dueño de la corona. Pero nadie pensaba en una igualdad. ¡Brasil tenia que golear!. Pero los uruguayos habían ensayado bien su libreto. El puntero derecho Ghiggia se haría el lesionado y no podría ni caminar para salir del campo. El primer tiempo termino 0=0 y aunque Brasil era campeón, en la segunda parte salieron a buscar el gol. Lo logro Friaca y el Maracaná casi s viene abajo. Pero, de pronto, el lesionado Ghiggia salio raudo para entregar a Schiaffino, quien fusilo a Barbosa y marco el 1=1. El Maracaná enmudeció. Y cuando los brasileños buscaban tontamente la desigualdad, nuevamente Ghiggia, sin marcación, volvió a salir como una centella para llevarse al defensa Bigode y rematar contra el sorprendido Barbosa. Eso fue a los 79 minutos. El Maracaná parecía muerto. El gran capitán Obdulio Varela manejo perfectamente a su escuadra y se llevo la corona ante el llanto del Maracaná y todo Brasil. ¡Nunca el cielo de Brasil fue tan celeste!, como titularía el naciente "Ultima Hora" en Lima.

Texto: R.S.B.