Es verdad que al comienzo las rechiflas que sufría Cristal en el Estadio Nacional, único escenario donde se jugaba el Campeonato de la órbita profesional, con dobletes los sábados y tripletes los domingos, que eran muy concurridos con toda la familia, eran, a veces, ensordecedores. Pero los trabajadores de la cervecería, que pasaron a ser socios y se beneficiaron con el campo de juego de la concentración en La Florida, ubicaron su barra en el extremo de oriente que da para tribuna norte, y poco a poco fueron ganando adeptos, hasta lograr presencia sentida, muy sentida.
Y es que los medios de comunicación daban a conocer el trato especial que el club brindaba a sus jugadores, no sólo con pagos puntuales de sueldos y premios, sino el trato en la institución, con respeto y cariño y con almuerzos a mitad de semana en que participaban las esposas o novias e incluso los hijos. Eran tardes de felicidad y de real encuentro familiar. Esa fue una de las obras de la señora Esther Grande de Bentín, tan noble y grande como su apellido. Y es que, además, católica profesa, mandó construir una pequeña parroquia, donde solían oír misa los integrantes del plantel de jugadores. Creó el decálogo del deportistas que estaba en una parte visible de las oficinas administrativas, y en el segundo piso instaló una sala de juegos de salón, para hacer entretenidas las concentraciones del plantel. Una dama en todo el sentido de la palabra. Y puedo dar fe de su generosidad, pues en "Ultima Hora" colaboró con cuanta campaña de ayuda al verdaderamente necesitado se emprendía.
Esas actitudes, además de contar con notables dirigentes como Augusto Moral, ex periodista de "La Prensa" y "Ultima Hora", así como Alfonso Grados Benjamín Cisneros, también de "La Prensa", y luego juristas como Max Arias Shereiber y Felipe Osterling, motivaron que la institución siguiera creciendo y fuera ganando calor de tribuna. Para las eliminatorias del mundial de México 70, por ejemplo, los esposos Bentín se reunieron con el directorio de la Federación Peruana de Fútbol, encabezada, entonces, por el comandante EP ® Gustavo Escudero, y ofrecieron el concurso gratuito -le pagaba el club- de Didí, quien en 1,968 empezó como entrenador y ganó la corona para los cerveceros.
Dicen que la mejor promoción es aquella directa, boca a boca, que es lo que debe haber ocurrido con Cristal, que ahora es la tercera fuerza de tribuna y también en el plano futbolístico, sin dejar de reconocer a Alianza y "U", que son los únicos clubes sobrevivientes ¡y con presencia! de aquel primer Campeonato organizado por la Federación de Fútbol, en aquel ya lejano 1,928.
Texto: R.S.B.
Y es que los medios de comunicación daban a conocer el trato especial que el club brindaba a sus jugadores, no sólo con pagos puntuales de sueldos y premios, sino el trato en la institución, con respeto y cariño y con almuerzos a mitad de semana en que participaban las esposas o novias e incluso los hijos. Eran tardes de felicidad y de real encuentro familiar. Esa fue una de las obras de la señora Esther Grande de Bentín, tan noble y grande como su apellido. Y es que, además, católica profesa, mandó construir una pequeña parroquia, donde solían oír misa los integrantes del plantel de jugadores. Creó el decálogo del deportistas que estaba en una parte visible de las oficinas administrativas, y en el segundo piso instaló una sala de juegos de salón, para hacer entretenidas las concentraciones del plantel. Una dama en todo el sentido de la palabra. Y puedo dar fe de su generosidad, pues en "Ultima Hora" colaboró con cuanta campaña de ayuda al verdaderamente necesitado se emprendía.
Esas actitudes, además de contar con notables dirigentes como Augusto Moral, ex periodista de "La Prensa" y "Ultima Hora", así como Alfonso Grados Benjamín Cisneros, también de "La Prensa", y luego juristas como Max Arias Shereiber y Felipe Osterling, motivaron que la institución siguiera creciendo y fuera ganando calor de tribuna. Para las eliminatorias del mundial de México 70, por ejemplo, los esposos Bentín se reunieron con el directorio de la Federación Peruana de Fútbol, encabezada, entonces, por el comandante EP ® Gustavo Escudero, y ofrecieron el concurso gratuito -le pagaba el club- de Didí, quien en 1,968 empezó como entrenador y ganó la corona para los cerveceros.
Dicen que la mejor promoción es aquella directa, boca a boca, que es lo que debe haber ocurrido con Cristal, que ahora es la tercera fuerza de tribuna y también en el plano futbolístico, sin dejar de reconocer a Alianza y "U", que son los únicos clubes sobrevivientes ¡y con presencia! de aquel primer Campeonato organizado por la Federación de Fútbol, en aquel ya lejano 1,928.
Texto: R.S.B.